Déjenme que me desahogue un poco y hablemos del fenómeno #designedforinsta. Las redes sociales, especialmente Instagram han tenido un impacto tan profundo en nuestras vidas que hasta está cambiando la forma en la que los arquitectos y diseñadores conciben los edificios y espacios.
El primer mandamiento de la arquitectura de que “la forma sigue a la función” (o sea que primero se piensa en la función que cumple y luego en su estética) está dando paso a primero pensar en cómo se verá en Instagram o Pinterest y luego qué utilidad tendrá (piensen por ejemplo en las absurdas e inútiles pero muy fotogénicas escaleras a ninguna parte de #TheVessel en Nueva York).
Lo vemos en el cada vez más exagerado uso de colores chillones y de efectos que solo buscan llamar la atención, lo cual no es nada nuevo, eso hacía en su momento el estilo barroco y luego el posmoderno pero en estos casos se pensaba en un impacto duradero, ahora basta con que sea #instagrameable porque cada like es publicidad gratuita, el diseño no es protagonista sino un mero instrumento de una campaña de marketing lo cual crea una repetición vacía que hace que todo se parezca (por ejemplo las calles con sombrillas o los letreros turísticos de las ciudades).
Francamente lo único positivo que le veo a esta tendencia es que ahora una ubicación cualquiera se puede convertir en un lugar icónico, incluso con medios sencillos, pero al igual que con mucha de la música que se produce ahora esto no durará porque el tiempo pone a todo el mundo en su lugar.